La compraventa de una vivienda saldrá bastante más cara a partir del 1
de enero de 2015 debido a que el vendedor habrá de tributar mucho más
por las plusvalías que obtenga.
Cuando un contribuyente enajena una vivienda, ha de tributar por la revalorización que haya experimentado el inmueble desde que lo compró. Ahora bien, en la actualidad se aplica un coeficiente de actualización, el cual descuenta de esa plusvalía toda la inflación sufrida
en esos años, de modo que sólo se tributa por la ganancia real de valor
y no simplemente por un exagerado incremento de los precios.
Además, para las viviendas que se han comprado antes del 31 de diciembre de 1994, existen también unos
coeficientes de abatimiento que a la hora de calcular la plusvalía
descuentan parte de las enormes revalorizaciones existentes en las
fincas más antiguas.
Pues bien, en el Anteproyecto de Ley del IRPF se ha alterado el
artículo 35 y ya no se incluye el ajuste mediante coeficientes. O dicho
de otro modo, las plusvalías a largo plazo tendrán que tributar en cantidades muy superiores.
Por dar una idea, si durante los últimos 20 años se ha registrado una
inflación media del 2 por ciento, el vendedor de una vivienda deberá
tributar en torno a un 20 por ciento más por la plusvalía al tipo máximo
de la tarifa del ahorro.
Así, en el caso de un piso cuyo precio se haya revalorizado
en 100.000 euros de los cuales 50.000 son inflación, esos 50.000 se
incluyen en Renta al 25 por ciento y, en consecuencia, el contribuyente
pagará unos 12.000 euros más. En definitiva, si se grava toda
la diferencia entre el precio de compra y el de venta puro y duro, esa
revalorización es puramente inflacionaria y depende mucho del ciclo.
Estas iniciativas ya las proponía la Comisión Lagares y afectan a
todo tipo de transmisiones. No obstante, tendrán un efecto
particularmente gravoso sobre el ladrillo al padecer éste
revalorizaciones muy elevadas a lo largo del tiempo. El precio de
adquisición no es igual si se compró el año pasado o hace treinta años.
Curiosamente, al mismo tiempo que se empeora la tributación de
la plusvalía a largo plazo, se mejora el tratamiento de las plusvalías a
corto, que estaban penalizadas por la venta a menos de un año.